Gato

GATO

La noche tibia y húmeda era la protagonista de todas las acciones...
Ella caminaba temerosa por las oscuras calles, esperando lo peor en cualquier momento...
Las piernas delataban un rengueo constante.
Cada paso que ella daba podía significar que alguien estaba detrás de ella, o que alguien la podía esperar con un cuchillo bien afilado en el rincón de cualquier calle...
No hacia frió, pero de alguna forma ella podía sentir el frió en el pecho, haciendo que sus huesos de vuelvan hielo, y la respiración sea dolorosa.
Tras unos minutos de caminata (los cuales parecieron una eternidad a ella) hicieron que desemboque en un callejón oscuro, donde se encontraba un gato.
El gato era como que la miraba con insistencia.
-Shu gato! Shu!!! - dijo ella, trabando las palabras en la boca.
Pero el gato seguía mirando con insistencia, como si tratase de llevarla a un trance del en el cual solo pueda sacarla la muerte y Dios mismo.
Durante unos segundos el terror se apodero de ella a escuchar una ventana cerrarse. Pero solo fue eso, una ventana cerrándose.
El callejón parecía haber crecido en el momento de terror, ya que ahora parecían haber mas cajas y botes de basuras de los que había antes.
El gato se había ido.
-Psst! gato, psst! a donde te fuiste michi?-dijo ella, pensando que el gato le traía mayor protección de las oscuras calles. Pero no hubo respuesta, solo el resonar de los autos al final del mundo, donde ya no alcanzaban los ojos de ella.
Para darle aun más inseguridad, la nariz empezó a molestarle, y como en un acto de impulso, se tapo la nariz para no estornudar. Apenas llego a su nariz, y un fuerte “Achiss!” retumbo en el callejón.
-Psst! Gato! Donde fuiste?- dijo ella en sonido de terror, moviendo sus manos de forma inútil hacia delante buscando de alguna forma a que el gato aparezca porque ella llevo las manos adelante.
La mano derecha estaba tibia. La mano que iba a tapar el estornudo.
En plena oscuridad, ella pudo divisar una mancha negra en su mano. Sin duda alguna, era sangre...
Sangre…
-PSST! GATOOOO!- grito ella- A DONDE FUISTE A PARAR? – la palabra “parar” ya casi ni salio de su boca, mas bien fue un sollozo lleno de dolor y terror agonizante!
-Gatoooo…- Dijo de nuevo ella, en un sollozo terrorífico, pensado todavía de que el gato le traería protección.
En un acto mas de estupidez, ella se adentra en el callejón, en busca de su única protección, un gato de mirada insistente.
El callejón parecía alzarse hasta los cielos, ya que todas las casas en ese callejón contaban con dos pisos. Y ni aun mas adentro en el callejón, el gato digno a mostrar su felino rostro una vez mas, fue como si las calles lo hubieran tragado, sin siquiera eructar como bebe.
Ella se tiro al piso, cayendo de rodillas, luego girando en el piso para terminar mirando el cielo. El cielo estaba fucsia y parecía dar vueltas al igual que los, ahora ya parecidos edificios de casas que había.
No podía comprender ella porque es que todo se alejaba de ella para dejarla sin Gato…
-G…Ga… Gato! – dijo ella tiritando en la noche fría de un verano de diciembre.
Mientras estaba tirada en el piso, ella supo que era su fin. Quien iba a decir que la noche que ella escapaba por primera vez de sus padres, iba a terminar muriendo en medio de la nada?
Mirando al cielo, sin fuerzas, sintió como sangre corría por su nariz.
¿Por qué? Se pregunto ella.
-Gatoooo….- Dijo una ultima vez, antes de ver como todo daba vueltas y el estomago se hacia como una licuadora lleno de la carne.
El cielo se torno amarillo, y en el último piso de una de las casas, apareció lo que seria una sonrisa para ella.
Gato.
Gato estaba ahí para salvarla! Si, ahora si podía volver a su casa.
Gato lo miro por lo que hubiera parecido una eternidad a través de sus brillantes ojos amarillos.
-Gatooo…_ dijo en un suspiro casi inaudible ella.
El gato pareció hacer una mueca macabra de felicidad, y salto a ella.
Pero para la sorpresa de ella, el gato no salto para salvarla, salto para caer sobre ella.
Las garras del gato tal como cuchillos atravesaron el pecho de ella.
La sangre salía a borbotones.
Lo sentía dentro de todo su cuerpo, como si alguien la hubiese atravesado con un cuchillo hasta los recónditos rincones de sus entrañas de una niña que ya nunca mas seria inocente del pecado de la carne.
El gato parecía decir algo en “humano” que ella no alcanzo a escuchar, ya que se desmayo, dejando los ojos desorbitados mirando al cielo.
“Gato” camino hacia fuera del callejón diciendo:
-Próxima vez que me robes mi heroína, puta, te va a ir peor!!!- Mientras el hombre se tambaleaba por las calles con un cuchillo ensangrentado, obviamente drogado como ella.