Martin guardó su libreta y su bolígrafo listo para partir, poder visitar la casa del Dr. Urba era una oportunidad imperdible y más tras todo lo que estaba ocurriendo. Tendría que averiguar algo más sobre el catedrático asesinado y, de ser posible, ir también a su residencia para conseguir algunas fotografías, aquello prometía ser una gran noticia, "Misterioso Asesinato y Desaparición en investigación de rocas interestelares" ya podía imaginar lo que seria aquello, era más que perfecto.
Durante el trayecto estuvo atento, volviendo a sacar su libreta tomando notas de todo lo que considerara oportuno, a veces comentando con Bohumil buscando alguna de sus opiniones, como parapsicólogo su opinión era más que apreciable
Bohumil conocía el vecindario, así que en seguida tuvo una idea de en donde se encontraba la casa del doctor. Sólo la curiosidad era lo que lo movía a ir hasta allí. Bueno, eso y que no tenía nada mejor que hacer, aunando al hecho de que el lugar, le quedaba de paso a su casa. Y claro, estaba la chica que también iba hacia allí. "
Ese sí que es un buen motivo" pensó.
Esperaba que encontraran al doctor, y junto a él, algún dato que vincule a las piedras con el ocultismo.
Mientras se dirigían a casa del doctor, Ron se puso a observar detenidamente al variopinto grupo que le acompañaba "
veamos una simple becaria, un periodista de un desconocido diario francés y... vaya ¿como se llama el que acompaña a Martin? "
-
Perdona de todo el grupo eres el único del que no me se el nombre ni a que se dedica ¿podría arrojarme algo de luz sobre usted? La pregunta sacó a Bohumil de la contemplación de la muchacha que iba con el grupo -
Eh, ah, sí, sí, no fuimos debidamente presentados. Soy el doctor Bohumil Cohen- dijo, a la vez que hacia un ademán con la cabeza a modo de saludo.
Marianne iba caminando con paso tranquilo mientras se quedaba pensativa, mirando a su alrededor para luego hacer una mueca...
Notaba la frialdad con que Mc. Cormack la trataba, así que meditaba si debería preocuparle o no... Le conocía un poco, puesto que tratarle del diario hacía que viera lo rápido que cambiaba de opinión con respecto a las personas, era demasiado bipolar...
Así que, sus actitudes podrían ser a un cambio de parecer como los suyos, brutales, tan cortantes como un diamante... quizá fuera un resultado que le afectara en cuanto a esa excavación que él tenía... que ni siquiera la contemplara para llevarla, ni siquiera podía confiar en su palabra, conocía su carácter, sus estallidos...
Se cruzó de brazos y siguió caminando mientras entornaba de nuevo los ojos... ¿Qué hacer con semejante sujeto?
Un suspiro audible emanó de sus labios, todo a su tiempo, cruzaría ese puente cuando debiera hacerlo, pero de algo podría estar segura: su tiempo como becaria y abogada estaba por llegar a su fin, así que si no era decidida, tajante y definitivamente peleaba por lo que quería, nunca tendría una oportunidad de disfrutarlo...
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Hombre! Siempre es útil tener a un médico entre nosotros - dijo Cicerón espontáneamente mientras una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro.
En ese momento los pasos de Heyrovsky se detuvieron ante el portal de un edificio que se encontraba en el nº2 de la calle Stepanska -
Aquí vive el señor Urba - dijo a todo el grupo.
Martin, al llegar a la casa, ya tenía su cámara lista, aquellas cámaras portátiles eran una bendición, el mejor amigo del hombre junto con la mujer, nunca entendió porque decían aquello de los perros... Al llegar al portal tomó una fotografía y al ver la poco iniciativa de sus acompañantes llamó la puerta
"
Sí, que gracioso, debes ser amigo de mi abuelo... " pensó mientras mantenía un rostro apacible. La mirada de Bohumil se desvió súbitamente del rostro de Cicerón, al oir el suspiro de la muchacha. -
Con permiso- dijo secamente a Cicerón. -
Señorita, la he estado observando y he notado algoEn aquel momento la puerta se abrió y los presentes pudieron ver a una mujer de unos 40 años.
La mujer entreabrió la puerta y miró a los presentes hablando en checo -
Hola ¿qué desean? Cicerón se dirigió a la mujer en alemán, ya que sabía que una buena parte de la población checa sabía alemán -
Buenos días señora, soy McCormack amigo personal de Karel Urba al igual que estos señores que me acompañan. Estamos buscando a Karel, ya que por lo visto hace dos días que no se sabe nada de él- le dijo a la señora en perfecto alemán
La mujer miró a Cicerón con extrañeza -
Hábleme en cristiano por favor- dijo en su idioma.
En aquel instante Heyrovsky intervino -
El señor - dijo señalando a Mc Cormack -
le estaba diciendo que somos amigos del Dr. Urba. Estamos preocupados por el ya que no sabemos nada de el desde hace dos días... La mujer lo observó detenidamente unos segundos -
Usted me suena, sale en una foto que está en el salón de la casa del Doctor con varios de sus colaboradores, pasen - afirmó en un tono un tanto monolítico.
Si la señora pedía que le hablaran en cristiano, definitivamente Marianne suplicaba por lo mismo, no entendía ni una sola palabra que vertían, para ella eran algunos ladridos, palabras fuertes e incomprensibles...
-
Tengo que aprender ese idioma - dijo y luego miró a Bohumil y ladeó la cabeza -
¿El qué de todo? Martín había escuchado ya mucho hablar el checo pero aun no se acostumbraba a ese idioma, ni al alemán, la fluidez del francés resultaba mucho más práctica, era difícil de creer que más países no le adoptaran como su lengua.
El periodista no dijo nada, Bohumil parecía "ocupado" pero seguramente él o el ayudante de Urba oficiarían de traductores. Avanzó cuando todos comenzaron a hacerlo mirando atentamente a todos lados, quedándose con cada detalle como era costumbre en si.
Bohumil observó la cara de desconcierto de algunos de los presentes -
Supongo que no hablan checo- Dijo en francés.
-
Así es doctor- le contestó Ron mientras se fijaba en cada detalle del salón en busca de alguna cosa que podría darle algún indicio sobre Karel
Marianne negó con la cabeza, definitivamente debió aprender primero el idioma antes de venir, aunque quizá si lo hubiese hecho, no habría venido...
Se sentía levemente marginada por la situación aunque, por otro lado, empezaba a comprender lo que los extranjeros sentían en su país, quizá fuese necesario ver lo que decía la legislación al respecto...
El salón de la casa era sencillo, con algunas fotos enmarcadas colgadas en las paredes. La mujer miró para el grupo y les invitó a sentarse con un gesto -
No veo al profesor desde el día 17, de hecho yo también empiezo a estar preocupada. El señor Urba es un hombre muy meticuloso y siempre me avisa cuando se ausenta para que no haga la comida en vano- negó con la cabeza visiblemente preocupada por la situación... No solo eran cosas suyas.
Heyrovsky amablemente se dispuso a traducir a los presentes lo que había dicho la mujer.
Martin miró a quien hacia las veces de traductor en ese momento y tras anotar al fecha mencionada dijo -
Pregúntele en que circunstancias fue su último encuentro, y si sabe hacia donde se dirigió la ultima vez que lo vio, también me gustaría saber si el Doctor estaba teniendo algún comportamiento extraño o si dijo algo que pudiera llamar la atención, sobre el Dr. Gottwald o sobre lo que sea-
Bueno, la última vez que lo vi fue cuando me fui de esta casa dejándole la comida lista el otro día para que pudiera comer bien. Últimamente su apetito era mucho menos voraz - dijo con pena -
Desde la muerte del doctor Gottwald no era el mismo, de hecho se había ido a descansar a un balneario para recuperarse. Luego claro, lo llamé por aquel asunto del robo... - dijo la mujer a lo que siguió la traducción del ayudante de Urba.
Bohumil escuchaba atentamente todo lo que se decía, tanto en checo como en francés. Se paseaba por la sala, observando los detalles, los rostros de las fotos, los objetos, cada detalle. No le intrigaba la desaparición del doctor, pero cada vez le llamaba más la atención lo que éste tenía para mostrarles. "
¿Y qué si realmente tenían alguna conexión con lo oculto sus estudios? " -
Disculpe señora, donde se ¿encuentra el baño? - dijo en checo.
La señora lo miró sorprendido al ver que era compatriota suya -
Sí, está al fondo a la derecha del pasillo - dijo en lo que para un checo era amabilidad.
-
¿Robo que robo? - preguntó intrigado Ron.