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Nirnaeth Arnoediad
Superguerreiro do espacio
Nirnaeth Arnoediad


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MensajeTema: Historia para seguir   Historia para seguir Icon_minitimeLun Mar 05, 2007 1:07 pm

Elora era lo que hoy podríamos llamar una chica afortunada, lo tenía todo, una belleza deslumbrante, una inteligencia asombrosa, dinero... tenía una hermosa casa, casi el borde del acantilado del oso, llamado así por una roca enorme que, casualidad o no, el agua y el viento habían convertido casi exactamente en la cabeza de uno de esos poderosos animales. Vivía prácticamente sola desde que su madre la abandonara hacía ya cuatro años, acompañada únicamente por Fanchon, un extraño personaje que hacía las veces de mayordomo, ama de llaves y cocinero para Elora, y por Kitty, su preciosa gata siamesa, que su madre le había regalado el último cumpleaños que pasaron juntas. Pese a lo que pueda parecer, la soledad de Elora era sólo aparente, ya que tenía muchos y muy buenos amigos con los que compartía la mayoría del tiempo, especialmente dos de ellos, Wesley y Andrea.

Wesley era, según decían todos, un chico de lo más extraño. Se pasaba casi todo el tiempo callado, apartado en un rincón oscuro (o al menos eso se decía de él, ya se sabe lo que son estas habladurías) pero los pocos que lo conocían bien siempre decían que no hablaba porque no lo necesitaba, ya que sólo hacía falta mirarlo a los ojos para entender lo que tenía que decir. Andrea era todo lo contrario, cuando estaba en una habitación, todo giraba a su alrededor, era siempre quien conducía sus interminables charlas y siempre estaba buscando nuevas aventuras y emociones.

Una hermosa mañana de otoño, los tres amigos salieron, como tantas veces, a pasear por el bosque que rodea al pueblo. Éste paseo, al contrario que la mayoría, tenía un destino claro. Iban a ver a los gitanos. Sí, gitanos, de vez en cuando acampaban en un pequeño claro del bosque y suponían una agradable novedad respecto a la rutina que rodea a un pueblo tan pequeño. Los gitanos eran, ante todo, mercaderes, compraban y vendían de todo, desde ropa a una poderosa poción afrodisíaca que Andrea compró en una ocasión… pero esa es una historia demasiado larga para ser contada aquí…

Cuando llegaron al campamento, buscaron enseguida la tienda de Trancos, un personaje enigmático al que llamaban así por sus descomunales miembros y que, con el tiempo se había hecho muy amigo de Wesley, pero, según les contaron, Trancos había caído gravemente enfermo dos meses atrás y ni siquiera los más sabios sabían si podría salir de ésta. En lugar de su caravana encontraron una tienda custodiada en la puerta por una curiosa mujer, en cuanto Wesley la miró, se quedó petrificado, como aquel al que golpea la sombra de un pasado doloroso, aún estando seguro de nunca haberla visto.

Andrea y Elora, mientras tanto, entraron el la tienda, comentando lo que veían, espejos, brebajes… y allí, apenas visible, había un cuadro, un cuadro con una mujer pintada, la mujer más hermosa que el mundo jamás había conocido. Ambas sintieron rápidamente el embrujo de la mujer del cuadro, ya que su belleza no era humana, estaba por encima de consideraciones sexuales. Así, tras una breve charla con la extraña vendedora (a quien Wesley aún miraba con recelo) Elora se llevó el cuadro a casa y lo colgó en el salón principal, para que en las horas de soledad, el retrato la acompañara

Los días siguientes fueron días de luz, sobre todo para Elora, todo aquel que la veía se sorprendía, pues diríase que un halo blanco la rodeaba y cada día era más bella. Andrea y Wesley no eran ajenos a estos cambios, aún cuando Elora siempre había tenido algo especial, algo que la hacía única. Pero el cambio no se limitaba a su apariencia, ya pocas veces salía de casa, aislada completamente en un mundo nuevo, con la única compañía del cuadro, y pocas veces consentía que Andrea y Wesley pasaran a verla, y cuando lo hacían sentían que estaban con una desconocida, ya que se comportaba como si nada importara, era fría, seductora y bella, muy bella.

Una fría noche, cuando ya se acercaba el invierno, sus peores temores se vieron ciertos, ya que cuando llegaron a la casa la encontraron a oscuras, con Kitty merodeando la puerta, y la expresión de sus ojos los llenó de angustia, ya que eran una mezcla de terror e incomprensión, como aquel que es herido por alguien muy querido. Cuando llegaron al salón lo encontraron también a oscuras, sólo bañado por la tenue luz de la luna, que se colaba por una alejada ventana. Allí, en el centro, vieron la figura de una mujer, una mujer que habían conocido antes, ahora convertida en una sombra, un reflejo casi exacto del cuadro que abrazaba. Entonces Elora reparó en ellos y dijo, como en un sueño

- Amigos…

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A ver si a alguien se le ocurre como sigue o como empieza o algo por el medio, no sé... aquí lo dejo.

Un saludo
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