Acto II - Políticas de Poder

Alyson escuchó atentamente las palabras de Hoyt, el tema que el había traído a la luz parecía ser algo muy sensible para él. Anaïs le pidió que aclarara un poco más el significado de aquellas palabras. Cuando Hoyt comenzó a relatar su experiencia con la gente de la selva Alyson casi no parpadeaba, observando hasta el más sutil movimiento en el rostro de Hoyt, sin duda lo que contaba debió ser algo muy fuerte, una decisión totalmente valiente la que debió tomar su compañero Cuentasueños en aquel momento. Aguardó hasta que Hoyt hubo terminado.

- Debió ser una experiencia violenta – agregó con voz suave – pero hay momentos en los cuales dos valores están en la balanza y hay que elegir aquel que permita prevalecer a la justicia… aunque el costo sea caro o difícil de lidiar con el… - dijo tratando de reconfortar a su amigo, ella no juzgaría las acciones u omisiones de los demás, no iba con su naturaleza. Sonrió con empatía y volvió a guardar silencio. Pensaba en lo humano que era Hoyt, y muy honesto. Se sentía afortunada de haber conocido a una persona tan extraordinaria como el.


Anaïs parpadeó pensativa, observó a Hoyt y susurró con tono tranquilo.

- Si habían hecho todo eso, entonces creo que fue una ley la que se hizo cumplir... a finales de cuentas, cuando hay un caos, siempre tiende a haber una actividad de represión que lo combate... de forma tal que, si en sus manos estuvo tal acción, sólo es cuestión de que usted se perdone... yo no tengo nada que juzgarle...


- Tengo pleno convencimiento de haber obrado correctamente. Sin embargo no apruebo ese tipo de soluciones. Me alivia saber que no perdí el juicio al aceptar mis actos, como una solución extrema a una situación extrema. Sin embargo, sinceramente espero nunca volver a estar en una situación semejante, y que nuestras habilidades nos permitan encontrar caminos mucho menos violentos.- Se sentía extraño, ya no estaba nervioso, sin embargo, la horrorosa y violenta escena era una marca en su memoria que jamáslo abandonaría.


Alyson movía su cabeza afirmativamente – Cuenta con eso Hoyt, puedes tener la certeza de que siempre intentaremos primero agotar todos los caminos pacíficos antes de obrar con violencia – aseguró – Para eso tenemos el don de la palabra y el entendimiento… nuestras Artes, y juntos somos más fuertes – se acercó y colocó tiernamente su mano sobre el hombro de Hoyt.

– Eres un gran hombre Hoyt, debes tenerlo presente… - dijo dulcemente - Yo tampoco te juzgo, y deseo sinceramente que ese episodio tan difícil que viviste, con el paso del tiempo deje de doler… hiciste lo que tenías que hacer. Y que aún ahora signifique tanto como para recordarlo solo habla de tu amor por la vida y tu bondad. – sonrió sutilmente – Si nosotros no te juzgamos mal, tu tampoco lo hagas.

- Además, las circunstancias son completamente diferentes, no niego que en determinado momento convencer al Parlamento será difícil, pero espero que todo salga bien. Sólo habrá que continuar con nuestra búsqueda para el apoyo de las Cábalas aquí, en Doissetep... ya vimos que no será fácil ganarnos su confianza, pero lentamente empezaremos a lograrlo, nada es imposible, sólo que tarda más en resolverse.

Hoyt le devolvió la sonrisa a Alyson, aunque mas allá de sus dulces palabras, no podía dejar de pensar en lo ocurrido.

-Es cierto,- dijo mirando a ambas muchachas con un renovado ímpetu, buscando despejar su mente. - ¿Cuáles son nuestras opciones Anaïs? -

Anaïs se quedó meditando...

- Aún no tengo - hizo una mueca - pensaba en cómo obtener el favor de la Cábala que acabamos de visitar... - confesó apenada, sonrojándose ligeramente.

- Ya lo creo que es un tema que será difícil de abordar, Los Guardianes no pudieron ponernos un reto más difícil - repuso Alyson - no obstante tendremos que pensar en ello mas tarde, con tranquilidad de regreso en París.

- Como ya lo he dicho en más de una ocasión, creo que la Sociedad de la Respuesta Esotérica sería la Cábala ideal para continuar, aunque tarde o temprano tendremos que tener contacto con las demás. - explicó - Sobre todo hay que tomar en cuenta que el Maestro Porthos dijo mantener una estrecha relación con el Dácono lider de esta Cábala... - aguardaba expectante las opiniones de sus compañeros mientras acercaba la tacita de te a sus pequeños labios.

- Por mi parte, no hay objeciones. Si bien la politica me es ajena como campo de estudio, creo que la necesidad de unir fuerzas an te el inminente avance de las fuerzas destructivas en el mundo, van a darnos aunque sea laoportunidad de hablar con las distintas cábalas.

- Lo cual reafirmará nuestros conceptos o bien los cambiará, como evolución a nuestro propio ávatar y a nuestras habilidades - sonrió Anaïs - yo estoy de acuerdo en que la Sociedad de la Respuesta Esotérica es un buen comienzo... - acarició las orejas de su gatito con delicadeza.

Alyson sonrió como respuesta al comentario de Angelique, y también aprobaba lo referido por Hoyt.

- Sin duda dentro de esta fortaleza encontraremos tan diversos puntos de vista sobre como afrontar la Realidad como gente existe en la Tierra, lo importante es asumir el compromiso que nos hemos asignado y entrar en acción. – Luego de ello Alyson observó a los demás presentes – ¿A ustedes les parece bien ir ante esa Cábala entonces? – preguntó amablemente.

- Por mi está bien.- respondió sonriente el Cuentasueños, mientras volvía a encender su pipa.

- Pues está decidido, creo yo - les miró Anaïs - vamos pues con esa Cábala - miró a Ginea y le sonrió - tú te quedas.

Emilio, quien se había quedado callado - lo usual en él- durante gran parte de la conversación, tomó al fin la palabra.

- ¿Que hay de nuestros compañeros, Enki y Adán? ¿Hemos de esperarles?

El silencio reinó unos momentos en la sala mientras todos se miraban y en sus mentes se formaba alguna respuesta. Aya todavía no despegaba los ojos de la puerta.

- Tengo entendido que Adán fue a ver al Diacono de los Tytalus, quizás ya consiguió su voto - comentó con una sonrisa inocente.

Anaïs miró a los demás y parpadeó con cierta inocencia mientras meditaba las ideas.

- Sugeriría esperarlos, pero quizá sus actividades les distraigan un poco más de lo debido, lo cual podría ser negativo para nosotros. Aunque, por otro lado, si hacemos un frente unido, quizá tengamos más posibilidades de lograr el éxito.

Acarició el morro de Ginea provocando un dulce ronroneo en el animal.

- Así que - les miró a los demás - yo consideraría que ambas opciones son válidas, pero ¿Qué piensan ustedes?

Miró a Emilio.

- Y no creo que sea tan fácil convencer a un Diácono, mucho menos de los Tytalus - sonrió - aunque probablemente ya haya hecho avances...

Alyson sonríe ante el comentario de Emilio y la respuesta de Angelique.

- Si Adán decidió aprovechar el tiempo e ir a solas con el Diácono de Tytalus es seguro que lo ha hecho así por una muy buena razón. – bebió un sorbito de té y prosiguió – Salvo su mejor opinión, creo que deberíamos seguir su ejemplo. Además, es por eso que estamos aquí, ¿No es cierto? – cuestionó en tono amigable.

- No tengo idea de donde habrá ido Enki, pero supongo que estará ocupándose de asuntos similares a los de Adán... – dijo, aunque no estaba realmente segura de que así fuera.

El fuego de la chimenea era intenso, confortable. La madera en su interior crujía mientras avivaba el calor y sus flamas iluminaban la elegante estancia en tonos dorados y rojos.



Y al calor de esa chimenea Alyson esperaba que sus compañeros quisieran ir a buscar a la siguiente Cábala, aunque también pensaba que si todos los miembros de la Ex Umbra In Solem fueran juntos sería mucho mejor.

- Podríamos esperar una hora más a nuestros compañeros, si en ese tiempo no regresan, entonces los que estemos vamos a buscar a la Sociedad de la Respuesta Esotérica, ¿les parece bien?

Colocó su taza de té sobre la mesa y alisó su vestido sobre su regazo, limpiándose delicadamente los labios con una servilleta , mientras aguardaba la respuesta de los demás.

Hoyt estaba sentado plácidamente en el sillón, ya había tenido suficientes dulces, y se estaba dedicando a disfrutar del té y de su pipa. Escuchó a sus compañeras, mientras meditaba sobre lo que estarían haciendo sus otros compañeros, y en qué maravillosos salones se encontrarían.

-Yo estoy de acuerdo en que esperemos un poco más.- Dijo con su voz profunda, en respuesta a la propuesta de Alyson. -Después de todo, nos merecemos un breve descanso...- Dijo con tono picarezco, mientras guiñaba un ojo, era obvio que estaba muy a gusto en esa sala.

-Me intriga cual será la pregunta a esa Respuesta Esotérica.- Dijo, mientras dirigía la mirada al techo, y su mano tatuada mesaba su trenzada barba.

Emilio degustaba una masita de hojaldre cuando un pensamiento reconfortante le floreció en su mente, allí en compañía de sus amigos y camaradas de cábala. Tomó un sorbo de su té para refrescar su garganta mientras revisaba mentalmente todas sus fórmulas mágicas.

- Por extraño que parezca - comentó al grupo - acabo de terminar de aceptar que estamos sentados en la legendaria y mística Doissetep. Tanto se me ha hablado de su majestad y su poder que me la imaginaba como un ideal tan arcano como inalcanzable. Pero aquí estamos, sentados esperando a que un Diacono se preste a escucharnos.

- Dicen que nada puede quebrar las defensas de esta Capilla y que la magia es poderosa y libre de toda paradoja. Lo que me lleva a mi punto... hay muchos conjuros que por miedo a la paradoja me inhibieron a probarlos en la Tierra, pero que acá no resultarían perjudiciales. ¿No les gustaría probar algún conjuro?

-La magia no es un juego, mi amigo, es una responsabilidad.- Dijo entre una nube de humo, con una sonrisa. -Yo, por lo pronto, tengo mucho que aprender sobre ella, y de como afecta al todo en el que estamos inmersos, antes de ponerme a probar hechizos sin más. Seguramente vamos a tener la oportunidad de practicar y mejorar nuestro arte, pero no creo que lo que resultaba peligroso en la Tierra, aquí deje de serlo totalmente.-

Los ojos de la joven Cuentasueños brillaron cristalinos al escuchar las reflexiones de Emilio.

- ¿No existe la paradoja en este sitio?

Para Alyson cada nuevo descubrimiento sobre la mítica Doissetep la maravillaba más cada vez.

Escuchó con atención la opinión de Hoyt al respecto de la responsabilidad en la práctica de hechizos peligrosos. Pensó que su compañero era muy responsable y cuidadoso.

- Vaya!, cuando Adán me contó sobre las bondades de esta Capilla no mencionó ese detalle, o quizás no puse la atención debida... – dijo un poco avergonzada - ...Pero realmente me sorprende la poderosa magia que reside en este sitio, que es tal como para evadir o resistir los efectos de la paradoja. Sin duda es un motivo más para querer pertenecer a este maravilloso lugar.

Sonriendo discretamente tomó entre sus manos la flor que Hoyt le había obsequiado, colocándola cuidadosamente en un pequeño cuenco de porcelana sobre la mesa, vertió un poco de agua en el y entonces susurró una oración colocando una de sus manos sobre la planta, como si la protegiera de una lluvia invisible, en una especie de acto de bendición.

Aunque los pétalos de aquella flor no estaban maltratados, estos habían perdido su lozanía característica. Sin embargo, con agrado la joven maga vio como rápidamente estos restauraban su superficie, rehidratándose con una velocidad sorprendente. Sin duda era un hechizo inofensivo, pero no cabía la menor duda de que lo había logrado con una facilidad inusitada.

- ¡Qué lugar extraordinario es Doissetep! – exclamó emocionada.

Anaïs se quedó meditando las palabras dichas y vertidas por sus compañeros mientras que rascaba el morro de su gatito con ternura, mirando el platito con las pastitas tan dulces y deliciosas con que los agasajaban... parecía intentar decidirse por una, cuando realmente lo único que hacía era rememorar todas y cada una de las palabras.

Ginea ronroneó y maulló llamando la atención de Anaïs que asintió y le sirvió en un platito un poco de crema y le empezó a desmenuzar una pastita para dejárselos en el suelo, un poco alejado de los demás para que el gatito tuviese privacidad y no estorbara a sus compañeros de Cábala.

- La magia, esté donde esté, es parte del misticismo que nos rodea, un arte mal usado puede causar estragos más importantes de los que esperamos, decir que porque no hay Paradoja es fácil y permisible usar la magia es decir que si tomo una planta no me causará daño... primero debería investigarse con algunos más versados maestros las consecuencias del Arte y después, intentar llevarlos a cabo... hacerlo sin alguien que pueda cuidarnos las espaldas puede ser tan irresponsable como no hacerlos cuando sabes que es necesario...

Hizo una mueca...

- Todo es parte del constante aprendizaje... sólo falta encontrarte y conocer los actos que realizarás para estar listo y afrontar las consecuencias de los mismos.

Emilio se recostó sobre el respaldo de su asiento un poco decepcionado pero meditando las palabras expresadas por sus compañeros. ¿Hasta que punto la prudencia se confundía con el miedo al fracaso? Para evitar malentendidos con aquellos que tan bien lo habían recibido cuando buscó una cábala, se abstuvo de hacer magia. Para sorpresa suya, Alyson pareció gustarle la idea e intentó un conjuro menor. El hermético miro a su alrededor, pero ninguna paradoja se manifestó, ni parecía que fuera a manifestarse.

Uno, dos, tres golpes resonaron en la sala. Emilio casi salto del asiento, asustado. Empero los golpes provenían de la puerta de madera que comunicaba al hall central. Con un sentido de responsabilidad, Emilio se paró - no le costó mucho, estaba casi parado ya - para abrir la puerta. Del otro lado, una doncella con vestido apropiado para un acólito, según las normas de Doissetep, esperaba.

- Buenas tardes, señor - reverencia - Traigo un mensaje del Diácono Endrina. El maestro me pidió que les comunique que pueden pasar en el día de hoy por su sanctum cuando deseen, o que establezcan un nuevo día de visita. ¿He de guiarlos ahora o prefieren que le comunique al maestro una nueva fecha?

Emilio miró a sus compañeros en busca de una respuesta.

Hoyt se pusó de pié. Sus largas piernas se extendieron, elevándolo. Su cabeza atravesó la pequeña nube de humo que había exhalado un instante antes de pararse, y pronto estaba a casi dos metros del suelo.

-Bien, llegó el momento al parecer.- Dijo, sin perder el buen humor. Descargó el tabaco ceniciento de su pipa en el cenicero y la guardó en el bolsillo de su pantalón. -Voy por mi saco, y estoy listo para partir.- Tras pronunciar estas palabras, se retiró a su habitación. En su cabeza comenzaban a amontonarse los pensamientos sobre las posibilidades que implicaba el futuro encuentro.

Estaba algo emocionado, el conocer a la cábala anterior resultó una experiencia muy agradable; aunque lo del laberinto fue algo sombrío. Ese último recuerdo le hizo sentir un dejo de malestar; como una nube pasajera que cubre el sol en una tarde de invierno y el aire gélido arremete hasta los huesos sin el febo que lo estorbe.

Negó con su cabeza, como si los malos pensamientos fueran una nube que se pudiera dispesar, y se vestió. Se puso las mismas ropas desgastadas, aunque cariñosamente pulcras y remendadas, y salió al encuentro de su cábala, pocos minutos después. -Cuando gusten.-

Alyson se levantó de su asiento al escuchar los golpecitos en la puerta del salón. Siguió con la mirada a Emilio quien, amable como siempre, fue a atender a la acólita.

- "El Diácono Endrina... perfecto, el momento llegó".

Emilio volvió la vista buscando la respuesta de los presentes. Alyson le asintió levemente, manifestando su acuerdo en partir inmediatamente a entrevistarse con el Diácono.

- Será un placer acudir ante él ahora, Emilio.- respondió al hermético - Con su permiso.

Se disculpó ante sus compañeros, y acudió a su habitación para areglarse rápidamente, solo comprobó que no le quedaran rastros de azúcar en los labios después de haber probado tan suculentos bocados. Todo estaba en orden, se reacomodó el cabello y regresó al salón. Hoyt estaba dispuesto ya para partir.

- Muy bien, también yo estoy lista.- sonrió.

Anaïs sintió el corazón cabalgarle de gusto al escuchar las palabras de sus compañeros, aprovechó que Hoyt y Alyson iban a arreglarse para sonreírle a Emilio.

- Yo también me tomaré unos cuantos instantes para arreglarme - se levantó y acudió presta a su recámara, asegurándose de que su vestuario no tuviera ningún pelo del fino y suave pelaje de Guinea y masticó unas cuantas hojillas de menta que le regalase su madre hacía días... le gustaba el sabor y el olor de su boca era mucho más agradable... una vez segura de que su apariencia era la adecuada, regresó al saloncito mirando a sus compañeros - lista estoy, cuando gusten podemos partir, aunque no niego que mi corazón está emocionado ante la perspectiva...

Sonrió con franqueza, esperaba que todo saliera bien.

- Estamos listos - respondió Emilio a la doncella que esperaba. Sin embargo, esa frase le resulto un tanto incierta: dos de sus compañeros, Enki y Adán, se encontraban con otros diáconos, y Aya pidió quedarse en caso que volviese Enki y quisiese saber donde se hallaba el resto de la cábala. Aunque no era la primer vez sucedía - él mismo no había estado con los Guardianes de Iggdrasil - en esta ocasión estaban ausentes tres miembros de la cábala. Y no podía evitar preguntarse como podría afectar eso en la impresión del diácono.


Recorrieron innumerables pasillos, subieron y bajaron numerosas escaleras a lo lago de toda la titánica Capilla e incluso tuvieron que detenerse para corroborar que iban en la dirección apropiada. Las poderosas magias que alteraban el espacio y la distancia confundían a mas de un acólito, Durmientes perdidos en una pesadilla bastante realista. Estas magias habían sido tejidas para proporcionar soluciones a magos perezosos que evitaban caminar mas de unos cuantos pasos y que por su caprichoso egoismo perjudicaban a los menos iluminados que también vivían en aquella fortaleza mágica.

Cuando llegaron a su destino se encontraron con una sala de amplias proporciones que contenía en toda su extensión grandes cantidades de objetos pertenecientes a diversos grupos étnicos y culturales: una colorida alfombra persa, un Buda gordo y sonriente de color oro, pares de espadas colgadas en la pared - toledanas y katanas -, una narghile y otros cuantos objetos mas.



Pintadas en la pared, ilustraciones alquímicas occidentales transmitían un mensaje arcano para quien conocía su significado. El Arbol de la Vida de la Kábala hebrea y un matrimonio esotérico entre el sol y la luna eran las más impactantes.

De pie, un hombre de rasgos europeos los saludó con acento español.

- Os doy la bienvenida a vuestras Excelencias - y con una gesto de introducción se presentó - Virgil Endrina a vuestro servicio.

El hombre vestía apropiado para la época, pero en su traje victoriano destacaban ciertos rasgos que denotaban un origen español y de clase adinerada. Llevaba el pelo oscuro y largo atado con una finta roja. Su mirada era serena y miraba directamente a los ojos de sus invitados. Estaba ergido, con el porte de un rey y la amabilidad de un caballero. Él se mantuvo en su sitio, esperando que la cábala completara el rito formal de presentación.

El ambiente que se respiraba dentro de aquel sanctum era extremadamente místico, con todos esos objetos religiosos procedentes de distintas culturas, le recordó un poco la oficina de su Abuelo Obed en Inglaterra, quien gustaba coleccionar objetos extraños y exóticos, mas por sus manías esnobs que por genuino interés en la diversidad étnica. Alyson ingresó al recinto en respetuoso silencio, cavilando en aquellos detalles.

Entonces el Diácono Endrina les salió al encuentro, saludándolos caballerosamente. Su aspecto imponente impresionaba, y más aún su gentileza.

- “¿Vuestras excelencias?...” – Alyson sintió ruborizarse un poco ante tal título, pensando que era demasiado para una simple y joven maga como ella. “No, no se parece en nada al abuelo Obed, por fortuna...”

- Es un placer conocerle Maestro Endrina, – Respondió educadamente – Soy Alyson Oakenfold, Cuentasueños, integrante de la Cábala Ex Umbra In Solem, también a vuestros servicios. – finalizó su presentación ante el Hermético, con un gesto amigable en su rostro, mirándolo también a los ojos.

En aquel instante no supo que más agregar, así que solo aguardó a que sus compañeros hicieran lo propio. Buscaba en su mente las palabras más adecuadas para abordar el tema que los había llevado hasta esa entrevista, “... aunque quizás será mejor dejar que todo fluya naturalmente... como el cauce de un tranquilo arroyo...”

El trayecto hasta el sanctum de la próxima cábala le resultó fascinante. Confuso, sí, pero la fluidez atemporal y sin ningún respeto por el espacio físico le recordaba a lo que sucedía en los sueños y en el mundo espiritual.

Si bien no estaba familiarizado con la Capilla, al ver como toda esa magia fluía, cambiaba y mutaba como lo hacía un ser vivo, le hizo darse cuenta que sus habilidades mágicas eran naturales, eran algo para lo que todos los seres humanos estaban hechos. No eran algo artificial o forzado, surge de la propia volintad, del propio espíritu. Uno tan solo debe estar dispuesto a oir lo que el cosmos tiene para decirle y dejarse guiar por él.

Por unos instantes, perdido en las caóticas construcciones mágicas que atravesaba, se dejó llevar. Había oído alguna vez que los cabalistas judíos utilizaban imágenes en las que se enfocaban y los ayudaban a meditar. Quizás ese fue el caso.

Por unos breves instantes su mente quedo acallada, ya que no podía emitir juicio ante un panorama tan cambiante; sumergida en esa fluidez, no tenía aristas lógicas en las cuales asirse. No pensaba en nada.

Hoyt sintió como una agradable tibieza se expandía por su torso. Desde la base de su estomago hasta el centro de su pecho. El ruido de la puerta del Sanctum lo sacó de repente de su ensimismamiento, mientras todavía se preguntaba que es lo que había ocurrido, sonriendo solo, como un tonto.

La decoración de la sala le resultó encantadora. Quizás porque él mismo estaba decorado de esa manera. Casi se podía decir que tenía un tatuaje en su cuerpo que correspondía a cada una de las étnias allí representadas por los objetos. Verlos le traían los recuerdos de sus viajes, antes de ser conciente de su Ávatar.

Escuchó las palabras de Virgil, y luego las de Alyson. Entonces hizo una reverencia no muy agraciada, pero no por eso descortéz y se presentó.

-Mi nombre es Hoyt Rølvaag, Adepto Cuentasueños, miembro de la Cábala Ex Umbra In Solem. Le agradezco mucho que nos reciba.-

Uno a uno se fueron presentando, y a todos escuchó atentamente el Maestro Endrina. El maestro observó la vibración de los presentes y asintió conforme. - Tienen potencial - pensó para sí.

- Por favor, poneos cómodos - comentó indicando unos pequeños asientos alrededor de la narghile. La cábala pudo comprobar con cierta vergüenza que había mas asientos que gente sentada, lo que indicaba que Endrina esperaba más gente.

Como muchos miraban al extraño aparato que se encontraba en medio del círculo, Virgil les concedió una explicación.

- Es una pipa de agua, usada para fumar. Fue un regalo de un amigo mio y miembro de los Drua'shi, Imad Hadi al-Faruq bani Ahl-i-Batin. La narghile, tal como se la conoce, tiene la peculiaridad de que no es nociva para la salud - y a continuación les indicó como se usa - Si alguno place, os invito a degustar su sabor.

La joven Cuentasueños se sentó en uno de los lugares reservados por el Diácono. Un leve suspiro escapó de sus labios al ver los otros asientos vacíos. – “Solo espero que para la reunión con las otras cábalas sí nos encontremos todos juntos...”

El Diácono Endrina explicó el funcionamiento y propiedades de la pipa de agua, y hasta les invitó a probarla.

Alyson sonreía incrédula, pero tenía curiosidad. Además el lugar de la reunión, alrededor del singular instrumento, había sido elegido ex profeso para compartir el gusto de la narghile. Sería descortés negarse, y no quería negarse.

- Usted disculpará mi falta de práctica, Maestro Endrina, pero aunque no acostumbro fumar, me gustaría intentarlo.- Dijo algo sonrojada, con su habitual tono de voz sereno.

Tomó la boquilla de manos de Endrina y aspiró un poco de ese humo aromático. Contrario a lo que suponía, la experiencia resultó muy placentera, aquél humo poseía un gusto que no era penetrante. Lentamente exhaló una pequeña bocanada de humo. Sonrió en señal de aprobación, asintiendo.

- Es muy agradable el sabor. Al igual que su Sanctum... - Dijo en tono cortés, aun sintiendo ese saborcito fragante del humo en su boca - ...La decoración es muy interesante, esta diversidad de objetos místicos seguramente refleja los principios de vuestra cábala, ¿no es así Maestro?.

Hoyt se acomodó en los asientos, algo acalorado por la descortesía de que su cábala no acudiese en su totalidad. Intentó mantenerse sereno, y una vez más se abstrajo contemplando la decoración del sanctum. Seguramente los miembros de la orden serían tan variopintos y exóticos como los objetos allí expuestos.

Hoyt asintió con un leve movimiento de su cabeza y una sonrisa, a la invitación del Maestro Endrina de probar el narguhile. Mientras Alyson le preguntaba al Maestro, el tomó la boquilla de la exótica pipa, y probó su sabor.

Cerró los ojos un instante y degustó el humo, para luego soltarlo y contemplarlo flotar etéreo en el aire. Los musulmanes creían que el humo de sus narghiles era una manifestación divina. Se preguntaba si éste, particularmente, era un objeto con propiedades mágicas, con algún objetivo ritual.

Se quedó en silencio, esperando las palabras del maestro.

- Los objetos que vuestra merced menciona son recuerdos unos y regalos otros. Yo diría que reflejan la diversidad de personas a las que puedo llamar amigos - concluyó con una sonrisa.

- He de admitir, que tras mi instrucción bajo la tutela con Porthos - quien vosotros ya conocéis - y los maestros Akáshicos con los que he formado cábala, mis creencias son sin duda, diversas. He visto la misma verdad bajo muchas apariencias, como lo demuestra el Concilio al que le debemos lealtad.

Al llegar su turno con la narguhile se detuvo un momento en la narración para participar en el ritual social. Saboreó el aire mientras su mente evocaba recuerdos en tierras distantes.

- En vuestras excelencias también observo una diversidad poco usual... ¿Puedo preguntar a que responde? Sería de muy agrado mío poder demostrar a colegas de la Orden como es posible la cooperación con una Tradición con la cual, durante años, se ha dicho poseer muy pocos rasgos en común.

Alyson escuchaba atentamente la respuesta del Diácono toledano. "El Maestro Porthos lo ha instruido... interesante.". Mientras Endrina explicaba su punto de vista acerca de las distintas formas que reviste una misma verdad, la joven australiana asentía sonriendo.

- En vuestras excelencias también observo una diversidad poco usual... ¿Puedo preguntar a que responde?

Y era cierto, cuentasueños y herméticos juntos, escucharlo así parecía casi una broma. No obstante esa era la naturaleza de la joven cábala. Alyson meditó por unos instantes cómo explicar esa sociedad tan aparentemente extravagante.

- Creo que la base de la cohesión entre tradiciones tan aparentemente diversas es el respeto y el compartir principios y objetivos comunes. - explicó - Si se aparta la arrogancia, debilidad tan peligrosa, y se abraza la sensatez es mucho más facil encontrar coincidencias e identidad, sin importar el origen de nuestra formación como magos.

Hizo una breve pausa y luego prosiguió:

- Eso es precisamente lo que nos ha reunido a los miembros de la Ex Umbra In Solem, justo como los distintos colores que pasan a través de un prisma cristalino y que juntos conforman un haz de luz, nuestro deseo es ese, pero no solo ser una luz deslumbrante y llamativa, sino una que ilumine y proporcione calor. Una luz útil. Y ese objetivo nos ha traido hasta este lugar, nos ha dado el privilegio de conocerle, excelencia.

Anaïs observaba a su alrededor con deleite, azorada por los objetos que se le antojaban más que extraños, todos y cada uno de ellos, ni siquiera con su Mentor había visto tantas cosas que hablaban de lugares extraños, días antiguos y llenos de luz, de alegría y al mismo tiempo, de enseñanza, sabiduría y grandes acontecimientos en cada una de las esencias de los que los habían tocado.

Una pequeña sonrisa mientras que su mente vagaba y viajaba por esos lugares que esa bitácora le mostraba, quizá el autor de la misma habría visitado esas regiones, captado los olores, colores y formas con las que se enriquece el alma, la esencia, el avatar.

Su mirada terminó posándose en el Diácono Endrina, con la sonrisa que iluminaba sus ojos y al mismo tiempo llena de preguntas que en su momento se responderían y que algunas no serían respondidas al mismo tiempo, no todo era cuestión de encontrarlo en un solo lugar, tenías que viajar y experimentar, para que entonces el conocimiento no fuese sólo una versión escrita u oral, si no vivida, sentida, olida y percibida...

Eras tú el que tenía que descubrir cada uno de los objetos, pero si tenías uno al alcance...

Sonrió aún más, recordando a su Maestro, él seguramente le daría la razón... nada de preguntas por el momento, habría respuestas después, mientras tanto, miró al Diácono y asintió contenta...

La narghile parecía una buena manera de empezar a experimentar, primero miró fijamente cómo lo hacían cada uno de ellos... y después, tomó la boquilla y suspiró antes de decir nada, antes de hacer nada...

Ladeó la cabeza levemente y luego aspiró ahora sí por la boquilla, el sabor fue... una explosión de fragancias que explotaron en su interior, llenando su interior y luego salió en forma de humo...

Un suspiro contento emergió de sus pulmones tras ello, escuchando las palabras de su compañera y tras ello asintiendo.

- Así como el mundo gira sobre su eje y luego rota alrededor del sol trayendo consigo las estaciones del año que se diferencían las unas de las otras, pero que al final se complementan y sin ellas no hay una estabilidad...

Sonrió levemente.

- Gracias por la experiencia, muchas gracias - dijo con solemnidad - y cierto es lo que dice Alyson, pero al mismo tiempo nos unen las diferencias, dicen que polos opuestos se atraen y polos idénticos se repelen - se encogió de hombros - así pues... nosotros estamos unidos a pesar de nuestras diferencias porque nuestros fines son al mismo tiempo, uno...

Escuchó a Endrina y luego a sus compañeras de cábala, asintiendo con la cabeza al oir sus respuestas.

-La desunión, la falta de comprensión y tolerancia han sumido al mundo en una era de hostilidad, odio y dolor. Creo que nos corresponde dóblemente, por la particular comprensión del cosmos que poseemos, olvidar las viejas e inútiles diferencias para cocentrarnos en buscar y consolidar la paz en el mundo y despertar la conciencia de la humanidad.

Podrán variar las creencias y los métodos, pero el objetivo común se impone ante éstos. Hay mucha gente sufriendo ahí fuera, y no hay tiempo para zanjar diferencias entre Tradiciones.- Dijo, convencido.

Endrina guardo silencio unos momentos. Se había quedado sin palabras. Se preguntó cuanto podría durar ese sentimiento de hermandad, por cuanto tiempo las semejanzas se impondrían sobre las diferencias. Había inocencia en la cábala... pero esa juventud que veía con ojos idealistas era lo que Doissetep necesitaba. Había que recordarle a las Tradiciones aquellos valores e ideas sublimes, antes que la inocencia sea devorada por la cruda realidad.

- Creo que os debo una explicación.

Vuestras merced, como yo, habéis Despertado. Como el pollito que rompe el cascarón y se encuentra ante una realidad infinita, así vuestras mentes. Buscando comprender lo que experimentamos, clasificamos y nombramos a cosas y eventos, y realizamos teorías y suposiciones. Podríamos decir que cada Tradición tiene su lenguaje y que mediante una lengua franca, común a todos, intercambiamos ideas comunes.

Pero, en la mayoría de los casos, los magos se conforman con perfeccionar el lenguaje que su Tradición le enseño, y deja de lado la riqueza de otros lenguajes.

Mi cábala cree, al igual que la cábala de Porthos, que es necesario superar esa actitud tan individualista entre los Despertados. La unidad sólo se podrá alcanzar si hablamos con las mismas palabras que nuestro receptor, pues sin diálogo, nuestras Tradiciones sólo siguen un modelo de alianza en la necesidad, no una verdadera comprensión.

Guardó unos instantes de silencio para que degusten su mensaje.

- No se trata meramente de palabras, sino también de ideas y conceptos. Hasta el día de hoy, las Tradiciones mantienen orgullosas sus diferencias, realzando aquello que las hace únicas. El lenguaje que utilizan es una prueba de ello.

Desde la iniciación, se le enseña a todo mago un lenguaje que lo aparta de otros, porque tienen miedo. Miedo de perder su individualidad. Ese miedo a perder la "cultura" de cada Tradición es lo que impulsa a combatir contra la Orden de la Razón. Pero también a ver en otros magos no un igual, sino a un desconocido. Un extraño.

Vuestra cábala se compone de Cuentasueños y Herméticos... los oigo hablar en el lenguaje propio de cada Tradición... pero si ustedes anhelan la unidad... la comprensión... entonces espero que vuestras mercedes puedan crear un nuevo lenguaje... un esperanto mágico.

El fuego consumía los leños en la chimenea del Hall, donde la cábala estaba nuevamente en reunión, ahora todos presentes. Desafíos había sido nombrados para obtener la membresía en la ancestral Capilla, y ninguno parecía sencillo. ¿Las cábalas conspiraban para filtrar a los solicitantes? ¿O en realidad era que era un mérito que debía ganarse? Habían visitado a las cábalas recomendadas por Porthos, y aunque políticamente correctas, ninguna regalaba nada. ¿Que esperar entonces de las otras cábalas? ¿El apoyo de Porthos podría ser negativo ante esas cábalas? Muchas dudas los atormentaban, sin mencionar que aún tenían que ver como resolver algunos desafíos monumentales.

Debían hablar, para planear su próximo paso. ¿Se pondrían manos a la obra con los retos ya pronunciados o se entrevistarían con las cábalas restantes? ¿Cual sería su política? Había aun mucho que decidir.